Definir el espacio de lo sensible parece tarea no solo imposible sino también injusta, pues sus límites parecen ser propios de cada persona. Ésta podría constituir sin duda la respuesta mas tolerante y la menos pruriginosa, pero estoy seguro de que muchos otros argumentarán en su contra, hablando de una sensibilidad única y superior, elevada sobre el umbral de lo que la mayoría considera como sensible y resguardada también de lo incomprensible.
Mi correo aparece inundado todos los días de presentaciones de paisajes suizos en Primavera y de mariquitas sobre coloridas flores y me cuesta descifrar el atractivo que pudo encontrar en el remitente en estos archivos, de la misma manera en la que me costaba explicar el éxito de Médico de familia, en su momento.
Y es que no creo que haya nada peor que la sensibilidad mal entendida, comprobar como lo sensible ha sido identificado ,sin solución posible, con lo ñoño y lo algodonoso, apoderándose de su significado.
Si el ser alguien sensible depende de la muestra de fotografías de vagabundos fuera de un contexto o de gratuitas imágenes de enamorados haciendo manitas, el serlo no parece un objetivo atrayente, por su facilidad.
Por otro lado para evitar la sensibilidad plebeya, el hartista se refugia en lo críptico, lo incomprensible, lo histriónico y lo indefendiblemente anodino.
Lo obvio o su contrario, evitar estos extremos debería ser un objetivo, ni niños mocosos ni bosques iluminados por grandes luces para reflejar el devenir de Occidente. Ya avisó el poeta de que a quien se aleje del calor, lo único que le espera es la congelación; alejarnos de los referentes, del amor, la amistad, la familia,…, de la vida, anunciará la incomprensión y el ridículo, acercarse demasiado producirá quemaduras.
Aquellos que consigan moverse al filo del abismo sin perecer en él, los que consigan explorar el alma humana sin abandonar la capacidad de sugestión y de sorpresa, ellos serán los creadores de una obra atemporal que ya no les pertenecerá.
Y ahora seguiré limpiando mi bandeja de correo de estas amistosas presentaciones.
P.S. Me parece que Erwitt camina perfectamente en el límite de ese abismo.
0 comentarios:
Publicar un comentario